miércoles, 10 de febrero de 2010

SETENTA MINUTOS DE YOGA


Llevaba una temporada algo nervioso y un poco decaído interiormente, y siguiendo los consejos de familia y amigos, y con la intención de limpiar mi yo interior, de cargar mis centros energéticos y de relajarme he decidido hacer yoga, pues bien llevo ya un par de meses y en general me va bastante bien, y digo en general porque hay días que no, os explico. A las 4:30 sale Gonzalo del cole, según como salga ya se mas o menos como me va ir la tarde y la hora y diez minutos de yoga, si sale de buen rollo todo va ir rodado, pero como salga cansado que todo le viene mal, ya tenemos la tarde tirada por la borda, llegamos a casa peleándonos, entonces Sheila, mi queridísima mujer, se enfada conmigo por no saber camelármelo para que se le pase el enfado, pues bien ya estoy enfadado con Gonzalo y Sheila, mas tarde bañando a Hugo le noto mocos en el pecho y teniendo en cuenta que lleva todo el invierno con una bronquitis detrás de otra no era una buena noticia, bueno pues con esos ánimos empiezo la clase de yoga sin quitarme de la cabeza el enfado con Gonzalo y Sheila y los mocos de Hugo.
Paso a explicaros a groso modo la clase de yoga, los diez primeros minutos son de relajación tanto de respiración como mentalmente (es decir limpiar la mente de las cosas que te han pasado durante el día y dejarla en blanco), después se pasa a hacer los ejercicios o asanas propios de yoga bueno pues durante una hora y diez minutos parece que consigo olvidarme un poco de todo, después de clase, y antes de coger la moto para ir al trabajo, decido hacer una llamada a casa para ver como están los ánimos, pues bien Hugo ya tiene fiebre, bronquitis al canto, a tomar por saco la hora y diez minutos de yoga y su relajación.
Bueno pues esos son los días malos de yoga, que no son muchos, por suerte ya he dicho antes que generalmente me va bien y noto muy mucho los beneficios del yoga.

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